Matrimonio

¡Seremos Padres!

El embarazo es un estado de mucha bendición que llena nuestras vidas de alegría, la llegada de un bebe enternece, une, trae una porción más de amor, nuevos retos y muchas vivencias.

Pero sobre todo debemos entender que la llegada de un hijo, planeado o no, está dentro de la voluntad de Dios, y es un regalo para nosotros.

Los hijos son una herencia del Señor, los frutos del vientre son una recompensa”. Salmo 127:3

Todo este proceso trae consigo cambios tanto físicos como emocionales sobre todo para las mujeres; las náuseas, vómitos, antojos, ascos por ciertos alimentos, sueño, subida de peso, manchas en la piel, felicidad, dudas, miedo, ansiedad son algunos de los síntomas que se desarrollaran durante los nueve meses gestantes. Se debe tener mucha paciencia y certeza que Dios tiene el control de todo, que somos unas privilegiadas por tener la bendición de llevar una vida en nuestro vientre, porque parte del proceso también está el sentir los movimientos de un ser dentro de nosotras.

Por otro lado están los hombres que en muchas ocasiones también tienen algunos síntomas, pero sobre todo la responsabilidad que vendrá al educar, guiar y proveer para que no falte nada en su familia. Como cabeza del hogar es necesario que Dios de mucha sabiduría, fuerza paz y fe, para que no se cargue por el reto que vendrá.

La verdad es que me asombra la majestuosidad de DIOS en el proceso de embarazo, como se encarga de formar cada hueso, órgano, músculo… es maravilloso ver la obra del Señor en nuestras vidas y la de los bebés.

“Tú creaste mis entrañas; me formaste en el vientre de mi madre. ¡Te alabo porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien! Mis huesos no te fueron desconocidos cuando en lo más recóndito era yo formado, cuando en lo más profundo de la tierra era yo entretejido. Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación: todo estaba ya escrito en tu libro; todos mis días se estaban diseñando, aunque no existía uno solo de ellos.

Salmo 139:13-16

Disfrutemos de este proceso sin miedos, dudas, incertidumbre o quejas. Confiemos en que Dios cuida de nosotros y se encargara de proveer, de guardar, formar y que está en control aún de las circunstancias adversas que se puedan presentar.

Somos Bendecidos por Dios al ser padres.

Escrito por: Gabriela Sarria

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